Dicen quienes tuvieron el acaso privilegio de conocerlo, que una tarde de abril tomando mate bajo una parra con quienes tuvieron el acaso privilegio de conocerlo y que nos refieren esta anécdota -quienes tuvieron el acaso privilegio de conocerlo-, que Luisito espetó una de sus más célebres intrigas: "Che, qué pasará si me zampo el mate este en la zabeca?".
Todos nos quedamos mudos ante semejante estupidez monumental -nos cuentan quienes tuvieron el acaso privilegio de conocerlo y que nos refieren esta anécdota-, y cuando nos quisimos acordar, fíjese usted, estaba Luisito con cara medio así con los ojos saltones y el mate como enraizado en la cabeza. Por supuesto que no atinamos a otra cosa que gritar histéricamente. Y eso, Luisito desapareció.
Un testimonio apabullante sin dudas, para los inciados en estas crónicas extrañas. La investigación sobre los allegados a Luis Norberto Norma no aportó datos relevantes al caso, pero Luisito no desapareció completamente, no. Dicen quienes tuvieron el acaso privilegio de conocerlo que nos refieren esta historia que Luisito aparece cada tanto, mirando fijamente el cordón de la vereda de una casa abandonada, gritando por lo bajo a quien se le acerque "Shps ,Shps", para desaparecer lenta y aburridamente, al sol o a la sombra.
Todos nos quedamos mudos ante semejante estupidez monumental -nos cuentan quienes tuvieron el acaso privilegio de conocerlo y que nos refieren esta anécdota-, y cuando nos quisimos acordar, fíjese usted, estaba Luisito con cara medio así con los ojos saltones y el mate como enraizado en la cabeza. Por supuesto que no atinamos a otra cosa que gritar histéricamente. Y eso, Luisito desapareció.
Un testimonio apabullante sin dudas, para los inciados en estas crónicas extrañas. La investigación sobre los allegados a Luis Norberto Norma no aportó datos relevantes al caso, pero Luisito no desapareció completamente, no. Dicen quienes tuvieron el acaso privilegio de conocerlo que nos refieren esta historia que Luisito aparece cada tanto, mirando fijamente el cordón de la vereda de una casa abandonada, gritando por lo bajo a quien se le acerque "Shps ,Shps", para desaparecer lenta y aburridamente, al sol o a la sombra.