20080213

Crónicas de personas como la gente (segunda entrega)


Jordi Iturriberrigorri Goycorrota Berecochea -apodado El Vasco Etcétera- soñó toda su vida con lograr un gremio superheroico comprometido con las problemáticas sociales de su época, con impartir justicia y dignidad allí donde las celebridades superheroicas pasaban por alto, por no encontrar en esos recovecos ínfimos -como ellos decían- el renombre y reconocimiento de los que un superhéroe como la gente debiera gozar. Jordi, un sujeto con corazón y pies humanos, atendía aquellos problemas olvidados por sus pares y no relegaba su causa por una capa de Christian Dior.
Su túnica de oficio superheroico eran una remera verde de la feria paraguaya (que en dos años jamás cedió al castigo del lavado en agua caliente), sus jeans favoritos de la adolescencia, ojotas con tira de tela y su objeto más preciado: su cinturón blanco con tablitas talladas de madera. Y nada más. Así el Vasco Etcétera desmitificaba la ocultación de identidad, y se mostraba reconocible tanto en superhéroe como en civil. Si uno le preguntaba por qué se tomaba la molestia de vestirse para ser superhéroe, él decía que lo mismo hacen quienes se visten de traje para la oficina. "Porque digno es cualquier trabajo, hermano, mientras uno se ocupe de hacerlo", me dijo para terminar la entrevista en el bar que frecuenta.

El Vasco Etcétera. Un tipo comprometido con las problemáticas olvidadas.